Abandonar también es difícil.
Decidirse por el "ya no", el "nunca más"... es difícil. No es sólo cuestión de tirar tus zapatillas viejas, como a veces parece, como mucha gente cree. O dice. A veces se va con ellas tu vida. Y la miras. Y le das veinte vueltas antes de decidirte a dejarla ir, dejar que se la lleve el carro. A veces sencillamente la botas y ya ni te acuerdas. Piensas en tus zapatos nuevos. Te imaginas con ellos: con lo bien que te van a quedar, lo mucho que vas a disfrutar esa nueva sensación. A veces lo haces porque te queda bien, nada más, por lo bien que queda con el "resto" (¿de qué?). Gusta mucho eso de los zapatos nuevos; uno le agarra gusto a la sensación de zapatos nuevos... y al final eso es lo viejo, lo habitual, lo que cuesta dejar.
Andar descalzo también es muy rico.
Tal vez lo más difícil sea sólo seguir andando.
domingo, 15 de febrero de 2009
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3 comentarios:
Tengo muchos zapatos, pero siempre me quedo con el mas comodo, con el que no me da problemas... de vez en cuando aguanto el dolor y uso los q estan de moda... porque si no estas en la moda, no eres nadie. (claro en cuestion de zapatos... dime tu; acaso no es asi con una relación?)
Una relación no es ni la "comodidad" de no tener problemas ni el "dolor" de soportar algo que sólo se ve bien.
No es resignación ni apariencia. Es, como un buen par de zapatos, algo que disfrutas plenamente y que te acompaña en el camino. E, igual que los buenos zapatos, suele ser bastante difícil de hallar.
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