"-¿Tú crees que la vida encauza y condiciona la conciencia?
-Sí, en los hombres débiles.
-¿No sería mejor pensar que la conciencia determina la vida?
-Sí, pero no sería cierto más que en casos muy contados."
("La cruz de San Andrés", Camilo José Cela)
Vida y conciencia. En general, no suelen llevarse muy bien en nuestra sociedad. Las personas acostumbran marcar una fuerte disyuntiva: buena vida o conciencia limpia. Para disfrutrar la vida, hay que olvidarse de la conciencia; para vivir tranquilo, hay que tenerla siempre presente. O acomodas tu conciencia o arreglas tu vida.
En estos casos, un poco de dialéctica puede resultar bastante útil: tornarse convenientemente budistas y optar por el "justo medio" te deja -supuestamente- la conciencia tranquila y las manos libres, de paso que te da imagen de persona centrada y madura. Agüita tibia, digamos. No tiene nada de malo, obviamente. La otra opción es, simplemente, ser consecuente con tus convicciones. Pero, claro, eso siempre es más difícil, ¿no?
lunes, 2 de marzo de 2009
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